Piscis
Signo de Tierra
Los representa el pez. Difíciles de agarrar, huidizos, llegan a sus objetivos en cardúmenes, pero una vez conseguido pueden dejarlos y volver a su solitud. Sensibles, de llanto fácil, el agua y la música son su elemento y su comidero natural. Pueden ir desde lo más profundo de una adicción hasta lo más sagrado de una devoción. En lo amatorio pueden ir, desde lo intenso (recuerden que son dos peces nadando en sentido contrario) hasta ser unos enamorados del amor y quedarse allí. Amantes del drama, del arte y de lo exquisito.
Pueden ser voraces, recordemos la boca del pez, por allí muere. Un piscis tiene una mirada de ciento ochenta grados, puede percibir cosas que otros dejarían pasar. Por no tener pies, aman los zapatos (quizás por nostalgia evolutiva), sus pies son sensibles y constituyen, juntamente con su sistema linfático, su punto vulnerable. Lo místico, lo extrasensorial, lo que rebasa la realidad, es materia prima para un piscis. Al ser el último signo de la rueda, lleva el resumen de lo bueno y lo malo de todos los otros once. De llanto fácil y de una conexión profunda que debe tratarse con cuidado.
Salmon
Es la existencia de una estrategia reproductiva Algunos machos juveniles de apenas 15 centímetros, conocidos como vironeros, maduran precozmente en el río y aguardan escondidos en la grava la oportunidad para reproducirse con las hembras adultas que regresan del mar. Las hembras excavan una cama en el fondo del lecho fluvial, girando su cuerpo y batiendo con fuerza su aleta caudal, para limpiarlo de sedimentos y gravas. Allí depositan sus huevos, que fecundarán los machos que merodean alrededor de ellas; después, las hembras recubren la freza con gravas. Tras la puesta todos los salmones pacíficos adultos mueren.
Los salmones pasan su juventud en los ríos, y luego nadan hacia el mar en el que viven su vida adulta y desarrollan la mayor parte de su masa corporal. Cuando han madurado, vuelven a los ríos para desovar. Por lo general, regresan con asombrosa precisión al río natal donde nacieron, e incluso en el lugar exacto de su nacimiento. Al igual que ocurre con los machos adultos, se establece una jerarquía de dominancia en la que los vironeros de mayor tamaño buscan las mejores posiciones en torno al nido, cuando los adultos no están presentes. Confirman que los precoces vironeros, a pesar de su pequeñísimo tamaño, son capaces de responder a los estímulos de vibración y visuales que emiten las hembras cuando inician la freza, de modo similar al que lo hacen los machos adultos”. Son las cabeceras de los ríos, con sus aguas limpias y oxigenadas, los lugares elegidos por estos peces para el desove, alevinaje y desarrollo de los juveniles. Solo el instinto les da fuerzas para luchar contra corriente. No todos llegan a la meta: muchos mueren exhaustos durante su titánico viaje.
Piraña
La piraña es uno de los peces más agresivos que existen, son carnívoros, que no sé andan con miramientos cuando se trata de llevarse un bocado a la boca. Su cuerpo alto y comprimido lateralmente, su prominente cabeza y la situación de la boca le dan un aspecto muy llamativo visto de frente. Sus dientes son numerosos, pequeños y afilados con su cabeza es prominente y las mandíbulas tienen gran fuerza, con una sola fila de dientes. Son muy feroces y con un gran apetito. Éstas se aparean con el macho el cual construye en el fondo del rio un nido. Una hembra puede llegar a depositar hasta mil huevos siendo todos fertilizados y cuidados por el macho hasta que estos eclosionen.
Aunque sean tan pequeñitos e inofensivos, prácticamente nunca van solos, docenas de ellos van juntos preparados para atacar a cualquier ser vivo que se les tenga de frente.